Derecho internacional:
“L’ISOLA DELLE ROSE”

La utopía que, según dicen, obligó al derecho internacional a mover de 6 millas náuticas el límite entre las aguas territoriales italianas y las aguas internacionales.

Era invierno. 29 Febrero del 1969. Con 527 kilos de TNT, 50 de plástico, 2000 metros de mecha detonante se pretendía silenciar la utopía de una libertad inconcebible, ubicada a 11,5 kilómetros mar adentro frente a las costas de Rimini, es decir a 6,27 millas náuticas de la costa italiana, en cercanías de Torre Pedrera, en el municipio de Rímini, quinientos metros fuera de las aguas territoriales italianas. Pero no fueron los explosivos los que silenciaron este espacio libre hecho de acero, se necesitó una marejada inefable, como la que engulló a la Atlántida, para acabar con el sueño de este territorio felliniano en aguas internacionales.

El 1 de Mayo de 1968 la Esperanta Respubliko de la Insulo de la Rozoj había entrado en el imaginario colectivo de las utopías libertarias. Su corta vida, de apenas 55 días de existencia, haría bascular las certezas de más de uno, haciendo temblar a viejas timoratas y a políticos majaretas.

 

Il racconto di Claudio Giambene, con interviste al figlio di Giorgio Rosa e a Walter Veltroni. Alcune immagini presenti nel video sono foto tratte dal documentario «Isola delle Rose. La libertà fa paura», prodotto da Cinematica. Documentario di Stefano Bisulli, Vulmaro Doronzo, Giuseppe Musilli, Roberto Naccar

Claudio Giambene
L’isola delle Rose, la nazione che visse solo 55 giorni
www.youtube.com/channel

isla

Porque lo que había nacido como una iniciativa para generar un beneficio económico libre de impuestos, había terminado por convertirse en un bastión de libertad capaz de espantar a justos y pecadores en una Italia que despertaba del letargo para gozar de la prosperidad económica y la industrialización de la postguerra.

Fue así como l’isola delle Rose’ se convirtió en un bastión incómodo para muchos que terminó por explotar por cuenta de su creador, que habría tenido que pagar 14 millones de liras al Estado por cuenta de la demolición de su estructura.

Y permanecería así, durmiendo el sueño de los justos, hasta que Sydney Sibilla, salernitana de origen, cincuenta y tres años más tarde no trajera su historia a la luz , como una isla que resurge de lo profundo de la memoria colectiva.

« …, IO, CHE SONO E SONO SEMPRE STATO LIBERO, PENSAI CHE UN’UNICA PROSPETTIVA ERA DI ANDARE IN UN PAESE INDIPENDENTE DOVE GLI INTELLIGENTI POTESSERO COMANDARE E GLI IDIOTI SERVIRE. MA DUE RAGIONI SI OPPONEVANO AL MIO PENSIERO. QUASI TUTTI GLI STATI SONO ABBARBICATI ALLE RELIGIONI ED ALLE SETTE E, QUINDI, PRIMA O POI, TI SOTTOMETTONO. ED IN PIÙ, MI DISPIACEVA ALLONTANARMI DALLA MIA PATRIA, IL CUI CULTO, NONOSTANTE TUTTO, ERA RADICATO; DALLA MIA CITTÀ, DOVE ERO NATO; DALLA MIA FAMIGLIA, CHE, SPERAVO, FOSSE IL NUCLEO DI SOPRAVVIVENZA. ECCO CHE SORSE IN ME L’IDEA DI FARE UN’ISOLA DOVE FOSSE LA VERA LIBERTÀ, DOVE LE PERSONE INTELLIGENTI POTESSERO PROCEDERE E DOVE GLI INETTI FOSSERO CACCIATI. ED ECCO CHE STUDIANDO LA SITUAZIONE TROVAI LA POSSIBILITÀ DI COSTRUIRE UN’ISOLA. »

Tomado de: Memorial Il fulmine ed il temporale di ‘Isola delle Rose’ de Giorgio Rosa

UN INGENIERO CON UN SUEÑO

Giorgio Rosa era un ingeniero mecánico nacido en 1925 en Boloña, Italia. Cansado de los infinitos recovecos de la burocracia para llevar a cabo cualquier proyecto, y consciente de la existencia de plataformas en aguas internacionales que no estaban sujetas a las leyes de un país u otro, había iniciado a proyectar un modo innovativo de construir una plataforma en alta mar de manera rápida y eficiente y había patentado su diseño.

Pero Rosa era un hombre práctico y una vez conseguidos los permisos pertinentes de la capitanería del puerto de Rimini, para levantar una plataforma marina en aguas internacionales, el sueño empezó a tomar forma con tubos de acero y andamios hasta concretarse en lo que luego se llamaría l’Isola delle Rose.

El 20 de agosto de 1967, la isla se abrió al público. Con un bar y una radio que transmitía hacia tierra firme, se convirtio en un punto de referencia para los veraneantes que querían ver y vivirla novedad de esta “isla de hierro”, Frankenstein del mar revolucionario y modernista.

MAYO DEL 68’

Era Mayo. El año 1968 . El mundo occidental estaba en plena efervescencia, cambiando a velocidades increíbles. Estados Unidos luchaba en Vietnam y Nixon sería el próximo presidente para llegar a un Watergate impensable; la Unión Soviética tenía entre manos la Primavera de Praga; los Hijos de las Flores habían dado inicio a un movimiento de amor libre que horrorizaba al establishment mientras secretamente hacia soñar a las señoras. En Francia los estudiantes ocupaban las universidades y protestaban.

En medio de este universo telúrico, Giorgio Rosa había terminado de construir su plataforma y quería inaugurarla para aprovechar la oleada vacacional del verano que estaba tomándose las playas de Rimini por asalto. Nada de más prosaico y cotidiano, pero que a la larga terminaría siendo la utopía de la isla perfecta, donde la libertad seria dueña y señora de los espacios y las conciencias, como en la obra de Thomas More.

Así que el 1 de Mayo del 68’, Rosa anunció oficialmente la creación de la Repubblica Esperantista de la ‘Isola delle Rose, en esperanto Respubliko de la Insulo de la Rozoj.

Había creado un Estado de la nada, con su propia lengua (el esperanto) su moneda (el Mills) con embajadores y ministros, con el lema “Far crescere le rose sul mare’; una realidad Felliniana en el Adriático donde todo era posible, hasta la guerra,

Y guerra (o al menos invasión) fue lo que la República Italiana llevó a cabo contra la República de la isla de las Rosas el 25 de junio de 1968: una invasión sobre una plataforma de 400m2 cuadrados que, a la época, estaba fuera de sus aguas territoriales italianas. Todo para contener la paranoia de una invasión comunista o de una radio maoísta y atea que corrompiera las buenas costumbres del pueblo italiano…

Contrariamente a lo que se cree, sin embargo, la frontera de 6 a 12 millas de aguas territoriales no fue movida por la ONU «para evitar que volviera a suceder» una disputa similar entre Italia y la isla de las Rosa, Las aguas territoriales se fijaron en 12 millas en la Convención de Montego Bay del 10 de diciembre de 1982, 14 años después. Italia oficializara el cambio del límite de 6 a 12 millas con la Ley del 14 de agosto de 1974, n. 359, que modificó el art. 2 del Código de navegación de 1942.

LO QUE NO PUDO EL ESTADO LO PUDO EL ADRIÁTICO

Y lo que no pudieron los explosivos lo pudo el Adriático, que con una marejada sumergió los pilotes maltrechos por el TNT y las cargas de plástico. Y con las olas enormes y los vientos impredecibles del Adriático se abismaron los sueños de una utopía similar a la de Tomás Moro para convertir la Isla de las Rosas en una más de las tierras imaginarias que hubiera podido agregar Humberto Eco a su Historia de las tierras y los lugares legendarios.

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