LOS ITALIANOS DE LA MÁQUINA EN EL HOLLYWOOD DE LAS NIEVES

La historia del cine en Colombia podría servir para escribir más de una novela. Llena de anécdotas divertidas y de curiosidades ostentosas, evoca tiempos idos de aventuras y coraje.

Tomemos por ejemplo el espacio donde hoy se levanta el puente de la calle 26 con Carrera 7a en Bogotá. Un tiempo allí se erguía elegante y monumental el Salón Olympia, en la zona de las Nieves.

Al costado sur de la calle 25, ocupaba el espacio comprendido entre las carreras séptima y trece. Con capacidad para albergar alrededor de 3000 espectadores, el Olympia fue el corazón pulsante de la vida social bogotana durante casi 30 años.

Con proyección de películas, espectáculos, boxeo y danzas, el Olympia daba a los cachacos y extranjeros una manera entretenida y novedosa de pasar las frías tardes bogotanas.

Video:
La Cinemateca de Bogotá cumple 49 años
12 abr 2020

‘Gustaba mucho lo italiano. (…)Para nosotros, cine quería decir Di Doménico, esa era la traducción en idioma bogotano’.

En tiempos del Olympia,

Y si usted ha visto películas como Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore, recordará las escenas del telón hechizo con sábanas, templadas entre dos palos y colocado en medio de una plaza o un local. Así fue también en el Olympia: quien se lo podía permitir, veía la película al derecho, por el frente del telón. Pero si no le alcanzaba el bolsillo, la veía “al revés” por la parte de atrás del telón.

‘Da Vincis’ improvisados

Esta sala dividida dio nacimiento a situaciones folclóricas de todo tipo. Como nos cuentan Jorge Nieto y Diego Rojas en ”Tiempos del Olympia”, algunos de los espectadores que veían las películas por la parte de atrás del telón, lo que significaba que los letreros también los veían al revés, improvisados Da Vincis, comenzaron a llevar espejos a las funciones para leer sobre ellos los letreros al derecho; surgieron jóvenes especializados en explicar las leyendas a grupos espontáneos de espectadores que al final de la función les dejaban algo de propina; había quejas en la prensa por los sombreros de las señoras a la moda, grandes y emplumados, que entorpecían la visión de las espectadores; o la de quien, cuando más tarde se amenizaban las proyecciones con música en vivo para crear emoción y suspenso, empezaba a seguir el ritmo con el tacón del zapato o la punta del bastón creando un barullo tal que los cachacos les parecía un comportamiento burdo y reprochable.

No faltaban las trifulcas, en el Olympia, especialmente cuando el contenido de la película no era del agrado del público que destruía telón y bancas.

Con treinta películas y el ‘cine ambulante’

Para entender el nacimiento de la industria del cine en Colombia, hay que devolvernos a Europa, específicamente a Italia, Castelnuovo di Conza, (SA), que es la región con el porcentaje más alto de emigrados italianos.

De allí viajó Francesco Di Doménico inicialmente a Panamá y luego a Colombia, dejando atrás por casi dos años a Maria Felicia Di Ruggiero, su esposa.

Francesco ya había estado en Senegal, Mauritania, Nueva Guinea, Dahomey, Sudan, Nigeria, y Panamá con su suegro y con su tío, con quienes abre en Colón el “Italian Bazaar”. Así que para 1900 era un hombre viajado, polifacético y lleno de experiencia, que ya había ido a ‘fare la Merica’.

En 1909, junto con su hermano Vincenzo y su cuñado Giuseppe Di Ruggiero, también de Castelnuovo, había creado la primera empresa de la industria fílmica de la época del cine colombiano: Cinema Olympia. En Milán habían comprado 30 películas, dos proyectores y un generador eléctrico: todos elementos indispensables para entrar en el mundo del “cine ambulante”. Con todos sus arreos y solo un conocimiento teórico del funcionamiento de los proyectores y el generador, se embarcan rumbo a Sur América.

Un cinematógrafo  a lomo de mula

‘Tengo que hablar del país más espléndido, más rico de Sudamérica, un país muy poco conocido en nuestra Italia. Los colombianos sin distinción son buenos, corteses y hospitalarios y guapos en general. Las personas cultas hablan idiomas europeos.  Las condiciones de seguridad pública son excelentes. Los asaltos y robos, muy raros. Con casi todo por hacer, te encuentras en un país virgen, con toda la facilidad de hacerte una vida’.  Salón Olympia: Los hermanos del cine

Una vez llegados, llevar las películas a los pueblos del interior de la costa colombiana era toda una aventura; los rollos de celulosa estaban guardados en enormes contenedores metálicos y generalmente la película venía en más de una parte. Así es que lo que hacían los hermanos era empezar la proyección en un primer pueblo, una vez acabado el primer rollo y llegado el intermedio, enviaban dicho rollo a lomo de mula al pueblo siguiente y allí iniciaban otra proyección, mecánica que repetían, si todo andaba bien, con el segundo y tercer rollo de la película.

Pero a veces sucedía que el segundo rollo no llegaba a tiempo al segundo pueblo, y entonces la turba se enardecía y, a modo de protesta,  ¡quemaba el improvisado telón o dañaba los equipos!

En 1913, cansados del azaroso mundo itinerante de los pueblos y las mulas, con Giuseppe y Erminio Di Ruggiero y Donato y Giovanni Di Domenico, crean la SICLA, (Sociedad Industrial Cinematográfica Latino-Americana). Importan películas francesas e italianas y en 1915 proyectan la primera película de producción propia “El drama del 15 de Octubre” que con un giro periodístico muy de vanguardia para la Bogotá de esos tiempos, contaba la historia del asesinato del general Rafael Uribe Uribe. En 1923 giran y proyectan “Aura o las violetas”.

El advenimiento del cine sonoro, en 1927,  los lleva a vender la sociedad a los hermanos Ángel en Medellín, que la rebautizaron Cine Colombia.

Y así, desde la bella Milán, envuelta en la elegancia de París y el colorido de Nápoles, a través del océano Atlántico, surcando las aguas del río Magdalena, a lomo de mula y en tren, de la mano de los italianos llegó la magia de Lumière al barrio de las Nieves.

¿Tienes ancestros italianos? Déjanos ayudarte a descubrir si tienes derecho a la ciudadanía italiana por vía judicial visitando www.studioandino.com

INSCRÍBETE A LA NEWSLETTER