
Vespizzatevi!
Alas de libertad con el Made in Italy
El día que llovieron scooters desde el cielo italiano, la Segunda Guerra Mundial estaba a un año de su fin y las fuerzas Aliadas se derramaban por Italia como una mancha de petróleo.
Desde el aire, junto con provisiones y paracaidistas, caían los Cushman Airborne 53, conocidos como Parascooter. Eran mini-motos diseñadas para la guerra, sólidas y compactas.
La Vespa, una hija de la guerra
La Piaggio, empresa productora de la Vespa, para ese momento era una compañía de familia que había nacido en el siglo XIX, incursionando en la industria naviera, antes de expandirse a la industria ferroviaria. Durante el siglo XX habían entrado en la industria aeronáutica, motivo por el cual durante la Segunda Guerra Mundial sus fábricas habían sido duramente bombardeadas y luego saqueadas por los alemanes en retirada.
Una vez finalizada la guerra, los daños físicos de las instalaciones, sumados a la prohibición de producir aviones impuesta a los integrantes del Eje (Alemania, Italia y Japón), llevó a Enrico Piaggio a buscar nuevas líneas de producción.
Con el fin de satisfacer la enorme necesidad de un medio de transporte económico, que respondiera a la austeridad del momento, Piaggio, que había visto llover scooters del cielo, quiso desarrollar una línea de motocicletas. Y para esto contactó al ingeniero aeronáutico Corradino D’ascanio.
D’Ascanio, un espíritu libre, poseía una capacidad brillante de síntesis entre lo estético y lo mecánico. Para fortuna de los millones de amantes de la Vespa en el mundo, detestaba las motocicletas convencionales porque le parecían pesadas, feas, grandes y sucias.
Usando su genialidad, D’Ascanio diseñó un scooter de líneas elegantes, barato y confiable. Con su marco abierto que permitía a las mujeres montarlo usando falda, con el motor escondido debajo del sillín que mantenía el aceite, la grasa y la suciedad lejos de la elegante ropa italiana, con su costo económico y el característico zumbido de avispa del motor, había nacido la Vespa.
Para el lanzamiento de la primera campaña publicitaria de esta nueva creatura, Enrico Piaggio desarrolló un estilo de comunicación estratégica. En la primavera de 1946, la publicidad mostraba a una mujer trabajadora e independiente lista para arrancar en su Vespa.
El mensaje dio en el blanco en una población femenina que acababa de votar por primera vez en la historia de la nación italiana. Por 80.000 liras, se podía comprar esa sensación de libertad que viajaba a 60 kph.
De Hollywood con amor
Sumado a sus líneas aerodinámicas y modernas, a su costo económico, al hecho que había sido pensada también para ser usada por las mujeres modernas, trabajadoras y libres, el estrellato de la Vespa en el cine, pensado deliberadamente como advertising, ayudó a su éxito tanto dentro como fuera de Italia.
Ver en la pantalla a Audrey Hepburn y Gregory Peck en una Vespa en Vacanze Romane, ayudó a internacionalizarla hasta convertirla en un ícono de cult internacional.
Mientras tanto en Cinecittà, en Roma, a muchas producciones cinematográficas les prestaron Vespas para moverse dentro de los estudios. Charlton Heston y Stephen Boyd, vestidos para el rodaje del colossal Ben Hur, han sido inmortalizados con ella.
Su popularidad siguió creciendo y su presencia en la pantalla grande se volvió más persistente. En 1962 una Angie Dickinson desenvuelta, aparece en su Vespa como Jessica; en 1979 Moody Mods usa una en Quadrophenia; Nanni Moretti en Caro Diario recorre las calles de Roma en una escena inolvidable. En 2018 Deadpool 2 nos ofrece una maravillosa persecución en Vespa. En fin …la lista es extensa en el imaginario mágico de la Vespa en el cine, hay títulos por docenas.
En Pontedera, Toscana, el Museo
Del cine pasando a los paisajes toscanos, tan memorables como las películas, para los amantes de la Vespa que llegan a la Toscana la cereza en la torta es el Museo Piaggio en Pontedera.
Completamente renovado en 2018, ocupa 5.000 m2, con más de 250 piezas en exhibición, contando la historia de los 75 años transcurridos desde la invención de la Vespa. Allí los curiosos podrán sumergirse en la fábula del scooter más chic y más querido del mundo.
Libertad en las alturas
En el libro “Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta” Robert M. Pirsig define la moto como «un sistema de conceptos hechos de acero«. Creo que Piaggio y D’Ascanio habrían felizmente concordado con él. Porque quién compra una Vespa entra en un idilio que va más allá de lo simplemente utilitario: la Vespa está hecha para divertirse, especialmente en días de buen tiempo.
El feliz poseedor de una Vespa a veces participa en rallies, se une a otros “vespistas” en clubes o viaja disfrutando del viento en su cabello y de los paisajes a lo largo del camino.
El único club de Vespa en altura se encuentra en La Paz, Bolivia. Es el Vespa Club La Paz.



Esto demuestra una vez más que la Vespa, con su Made in Italy, ha abarcado a lo ancho y largo los paisajes más cotidianos y más espectaculares de la tierra.
Hija de la guerra, nacida en Italia de la genialidad de un ingeniero y la visión de un industrial, la Vespa seguirá abriendo caminos y regalándonos experiencias memorables de libertad.
Las raíces italianas en tierras bolivianas se transforman en alas de libertad.
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